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Un pie cavo es una condición en la que el pie tiene un arco muy alto. Cuando uno se pone de pie o al caminar, debido a este arco alto, se deposita una excesiva cantidad de peso en la parte delantera de la planta del pie y en el talón. El pie cavo puede conducir a una diversidad de signos y síntomas, tales como dolor e inestabilidad.
A veces, los dedos de los pies están en garras y el talón desviado. El pie cavo normalmente afecta a ambos pies.
Lo que distingue al pie cavo de otras deformidades del pie que ocasionan un arco alto es que la parte delantera del pie cae hacia abajo, por lo que el pie tiende a descansar en el lado externo.
Aun cuando se está de pie, el arco de un pie cavo aparece alto.
Además, pueden estar presentes uno o más de los siguientes signos o síntomas:
Algunas personas con pie cavo pueden experimentar también una caída del pie, una debilidad de los músculos en el pie y en el tobillo que da como resultado que se arrastre el pie cuando se da un paso. La caída del pie es usualmente un signo de una enfermedad neurológica subyacente.
El pie en conjunto puede doler si pasas mucho tiempo de pie ya que los pies cavos tienden a estar más rígidos de lo normal y no pueden ejercer presión.
El pie cavo también causa que algunas personas se tuerzan el tobillo con gran facilidad, o que sientan entumecimientos como resultado de la fricción de su piel con los zapatos.
La mayoría de las personas con el pie cavo tienen un trastorno neurológico, que puede ser estático (los síntomas no cambian) o progresivo (los síntomas empeoran con el tiempo).
El diagnóstico del pie cavo incluye una revisión de la historia familiar del paciente. El médico especialista en pie y tobillo examina el pie en busca de un arco alto y posibles callosidades, dedos en martillo y dedos en garra. Se evalúa la resistencia muscular del pie y se observan el patrón al caminar y la coordinación del paciente. Si parece estar presente una enfermedad neurológica, puede examinarse toda la extremidad. El médico también puede estudiar el patrón de desgaste en los zapatos del paciente.
A veces se ordenan radiografías para una evaluación completa del padecimiento. Además, el médico puede derivar al paciente a un neurólogo para una evaluación neurológica completa.
Para la mayoría de las personas, el pie cavo no produce síntomas lo suficientemente serios para que sea tratado con cirugía y lo mejor que puedes hacer es simplemente asegurarte de cuidar bien tus pies.
Para algunas personas, el dolor en el pie se suaviza usando plantillas especiales o aparatos ortopédicos para el pie.
A otras personas la fisioterapia les ayuda a mejorar los músculos del tobillo para un mayor equilibrio. Si practicas deporte, es importante asegurarte de que tus zapatos disponen de suficiente amortiguación.
El tratamiento no quirúrgico del pie cavo puede incluir una o más de las siguientes opciones:
Si los tratamientos no quirúrgicos no logran aliviar el dolor y mejorar la estabilidad, puede ser necesaria la cirugía para disminuir el dolor, aumentar la estabilidad y compensar la debilidad del pie.
El médico especialista elegirá el mejor procedimiento quirúrgico o la combinación de procedimientos basándose en el caso particular del paciente. En algunos casos donde exista un problema neurológico subyacente, es posible que en el futuro se vuelva a requerir otra cirugía debido al progreso de la enfermedad.
La cirugía para el pie cavo puede abarcar una serie de procedimientos, como:
El objetivo de la cirugía es colocar el pie en una posición neutral, para lograr reducir el dolor y para mejorar su movilidad y equilibrio.
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