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Una contusión es una lesión traumática no penetrante producida sobre un cuerpo humano o animal, cuya causa es la acción de objetos duros, en general de superficie obtusa o roma, que actúan sobre el organismo mediante una fuerza más o menos considerable.
Lo más habitual en una contusión es que no haya pérdida de la solución de continuidad de la piel o de las mucosas. Al mismo tiempo, y a diferencia de lo que ocurre en una fractura, en una contusión no se produce lesión en huesos, ni en articulaciones, siendo característica la aparición de magulladuras o aplastamientos, que a veces pueden ocultar lesiones internas más graves.
La gravedad de una contusión está condicionada por la intensidad del golpe que la origina; así pues, dependiendo de dicha intensidad, las contusiones se clasifican en:
Es aquella en la que no se producen alteraciones o desgarros de planos profundos; únicamente, por efecto del golpe se produce un enrojecimiento de la piel o eritema, que no tiene mayores consecuencias.
Este tipo de contusión no requiere tratamiento, aunque puede ser de utilidad la aplicación de compresas frías.
Es aquella en la que el golpe que la origina es un poco más intenso, lo que da lugar a la rotura de pequeños vasos sanguíneos, que finalmente originarán un cardenal, siendo típico el amoratamiento de la piel.
Este tipo de lesión se denomina equimosis.
Los síntomas incluyen dolor fundamentalmente, que puede ir acompañado de una discreta paresia muscular, especialmente evidente si el golpe se localiza en algún trayecto nervioso.
Caracterizada por originarse a partir de un golpe de mayor intensidad que los anteriores, lo que da lugar a una lesión de vasos de mayor calibre, que finalmente se traduce en la formación de una colección líquida que provoca relieve; esta formación es lo que se conoce como hematoma o chichón
Caracterizada fundamentalmente por la muerte de los tejidos profundos. La piel inicialmente puede tener un color normal, que posteriormente se torna grisáceo. Es probable la existencia de un aplastamiento intenso que afecta a partes blandas (tejido subcutáneo y músculos), e incluso afectación de nervios y huesos.
La sintomatología típica de una contusión incluye dolor y aumento de volumen (más o menos marcado en función de la intensidad del golpe) en la zona afectada. En algunos casos también puede aparecer un leve edema.
En una contusión no hay pérdida de la integridad cutánea, por lo que únicamente se apreciará un cambio en la coloración de la piel afectada, cambio que tiene su origen en los hematomas o equimosis producidos por rotura de los vasos sanguíneos.
Por otra parte, el mantenimiento de la integridad cutánea hace que la contusión sea una lesión cerrada, lo que conlleva la ausencia de riesgo de contaminación o infección.
Las medidas generales que habrán de adoptarse ante una contusión, especialmente cuando ésta es leve, como ocurre con las contusiones que suelen llegar a la oficina de farmacia, incluyen:
Es fundamental la valoración de un médico especialista, puesto que en algunas contusiones, existe el riesgo de que se haya producido una lesión interna importante, que puede pasar inadvertida y tener complicaciones graves.
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