Dr. Pedro Pablo Navarro Ruiz

Urgencias: 961 203 5558

  • Inicio
  • Atención Médica
  • Servicios
  • Comunícate con nosotros
  • Más
    • Inicio
    • Atención Médica
    • Servicios
    • Comunícate con nosotros

Urgencias: 961 203 5558

Dr. Pedro Pablo Navarro Ruiz
  • Inicio
  • Atención Médica
  • Servicios
  • Comunícate con nosotros

Lesiones Musculares

Son lesiones de la estructura muscular de nuestro cuerpo. 

Generalmente son dolorosas y están causadas ​​por un exceso de esfuerzo durante la práctica deportiva, pero pueden presentarse en otros ámbitos de la vida cotidiana. 

La estructura del músculo está formada por la parte carnosa y la parte tendinosa, y es comparable a la de una cuerda y sus fibras. 

Las lesiones musculares pueden producirse en  todas las fibras o en parte de ellas, y se pueden dividirse en:

  • Contractura: endurecimiento muscular debido a una contracción muscular involuntaria;
  • Estiramiento: alargamiento excesivo de las fibras musculares;
  • Desgarro: rotura de las fibras musculares.

Resulta importante clasificar con exactitud los distintos problemas que se producen a nivel muscular en los deportistas e incluso en personas que llegan a lesionarse sin estar en la práctica de deporte.

Galería fotográfica

Las lesiones se pueden clasificar además como benignas o graves, situando dentro de las primeras a las contusiones, hematomas, contracturas, elongaciones y los calambres, y en las segundas las roturas fibrilares, sobre todo las roturas musculares y las hernias

CONTUSIÓN

En este caso, el músculo en contracción por el trabajo que realiza es golpeado con violencia, por lo que estallan capilares en el choque y aparece o no un hematoma. El estallido del tejido puede producir diversos trastornos, se puede infiltrar y pueden producirse laceraciones de los haces musculares. Una simple contusión, aun siendo mínima, produce dolor local; la marcha es normal, aunque resulta difícil la flexión forzada de la extremidad si el golpe se ha producido a nivel del recto anterior del cuádriceps; la importancia de este tipo de lesión se juzga a partir de la impotencia funcional, con la imposibilidad de flexionarse, de situarse en cuclillas o de subir escaleras.

Puede decirse que una contusión ha sanado cuando se restaura la acción total del movimiento, no hay dolor y la fuerza del músculo lesionado es idéntica a la de la otra extremidad. El tratamiento oportuno de las contusiones musculares es muy importante, ya que de no realizar la corrección en ocasiones puede evolucionar hacia una miositis osificante.

ELONGACIÓN

Las circunstancias en que se sucede una elongación son simples y estereotipadas: en el curso de un esfuerzo intenso o carrera sobreviene un dolor vivo, súbito, que produce impotencia funcional moderada; el deportista puede terminar su esfuerzo o su competición a un ritmo más lento. El examen clínico confirma el diagnóstico de la lesión; el dolor cede con el reposo y aumenta con la movilización activa simple o contraria, aunque pueden realizarse diversos movimientos.

El músculo aparece contracturado en toda su longitud y la palpación despierta dolor; no hay equimosis ni tumefacción. La evolución es siempre favorable si el deportista cesa su actividad física durante 5 o 10 días; si no lo hace, la elongación puede evolucionar hasta un desgarro. Al tercer día, la ecografía puede presentar un aspecto hipoecógeno más limitado, con modificación moderada de la ecoestructura muscular y aumento del espesor del músculo, que se interpreta como la presencia de edema o un ligero desangramiento no organizado; en este caso debe diferenciarse si se trata de una contractura-elongación o de un desgarro mínimo.

CONTRACTURA

La contractura puede representar una asfixia muscular localizada sin el posible fallo anatómico de la elongación o la sintomatología de una rotura más o menos pequeña (fig. 1). En principio no es más que la exageración de un fenómeno banal debido a un trabajo deportivo excesivo. Duele una parte o la totalidad de un músculo, incluso en reposo, que es contráctil a la palpación y presenta dolor al estiramiento, siendo más intenso al actuar en contracción contra resistencia.

Se trata de una contractura cuando aparece una molestia muscular desagradable, como una disfunción motora y dolor a la palpación. Es un problema de sobrecarga por entrenamiento y/o competición.

CALAMBRE

En 1879, Zuber definió al calambre como una contracción dolorosa, involuntaria y pasajera de ciertos fascículos musculares asociados de un músculo o ciertas fibras. Hay sufrimiento muscular por déficit circulatorio, lo que produce espasmo de un pequeño fascículo y una fatiga acumulada. Provoca impotencia funcional inmediata.

Es un dolor que permanece en reposo, a la contracción, al estiramiento y a la palpación. Se origina por un trabajo excesivo del músculo en anaerobiosis, produciéndose exceso de ácido láctico y ácido intrafibrilar, lo que altera los cambios iónicos de membrana. Esto se agrava por la acción continua del esfuerzo y se instala un círculo vicioso, ya que la contracción impide la llegada del aporte sanguíneo y oxígeno que eliminan el ácido láctico. En el fútbol es muy típica esta lesión y aparece habitualmente a nivel de la masa gemelar, sóleo y en la fascia plantar.

ROTURA FIBRILAR

La circunstancia de aparición es idéntica tanto si se trata de un desgarro moderado o de una rotura parcial del músculo. Se presenta durante una competición y/o entrenamiento, en una prueba de velocidad, en un salto o en una patada de despeje.

El deportista se detiene repentinamente a causa de un dolor violento a veces sincopal, persiste en el reposo y se convierte en una molestia sorda, punzante, con gran impotencia funcional, en ocasiones total. El examen clínico es la clave del diagnóstico. La movilización activa suele ser difícil, a veces imposible.

La palpación, realizada con delicadeza, localiza el punto de dolor selectivo asociado a una contractura reaccional segmentaria del músculo lesionado. La hendidura, tumefacción o equimosis confirman el diagnóstico de lesión, sobre todo si esta aparece precozmente. La equimosis y la tumefacción nodular en ocasiones son fluctuantes, confirman el hematoma que se drena frecuentemente a lo largo de las aponeurosis y de las vainas tendinosas, apareciendo al tiempo la equimosis a distancia de la lesión. La ecografía presenta un aspecto hipoecógeno o anecógeno bien delimitado, con refuerzo posterior de ecos, que representan el derrame sanguíneo (fig. 2).

La equimosis puede permitir interpretar que el problema es una lesión superficial intersticial y que la recuperación va a ser rápida. Por el contrario, cuando el hematoma es interno, intramuscular, puede evolucionar hacia una reabsorción rápida o a un tabicamiento cuya evolución dependerá del tratamiento aplicado. Debe recomendarse al paciente la suspensión de la actividad física.

ROTURA MUSCULAR

Esta condición es un caso más grave y se manifiesta por un espasmo muscular agudo. En la rotura muscular de aparición reciente el cuadro clínico se caracteriza por dolor sincopal, un chasquido característico, el llamado “hachazo inicial” y retracción del cuerpo carnoso del músculo que ha sufrido la rotura, produciéndose una hernia muscular por encima del hachazo.

La tumefacción y la equimosis son signos de la importancia del hematoma; la impotencia funcional es instantánea, duradera e impide todo esfuerzo. En la ecografía se observa un aspecto anecógeno y sobre todo una imagen de “badajo de campana” lo que representa una solución de continuidad, con las fibras retráctiles de la cavidad hemática.

En las roturas antiguas, predomina el cuadro de impotencia dolorosa moderada, con retracción muscular y de aparición del hachazo. La palpación permite observar la presencia de una cicatriz fibrosa.

OTRAS LESIONES MUSCULARES (GRAVES)

Granuloma cicatricial

Es la complicación de una rotura parcial, rotura grave o un desgarro mal tratado. La cavidad que se encuentra en la retracción muscular es colonizada poco a poco por un tejido cicatricial denso, lo que impide el desarrollo muscular y hace que la contracción y movilización resulten dolorosas.

Miositis traumática

La inflamación en el tejido muscular como consecuencia de un traumatismo puede originar lesiones degenerativas que terminan en una metaplasia de tipo fibroso, de tipo óseo, con osificaciones heterotópicas.

Miositis osificante

Es la complicación del hematoma intramuscular profundo que se calcifica; siempre en la proximidad ósea. La miositis simple es una inflamación muscular difusa de la estructura muscular, como consecuencia de una contracción regional, ya sea por enfermedad sistémica o no.

Hernia muscular

Es una rotura aponeurótica producida por un traumatismo violento. Las fibras musculares se insinúan entre los bordes aponeuróticos y se hernian. En la contracción se palpa una saliente dolorosa que difícilmente se puede reducir.

Síntomas

Según su gravedad, las lesiones musculares pueden presentar los siguientes síntomas:

  • Hinchazón y quemazón
  • Hematomas, edema y enrojecimiento
  • Dolor en reposo del músculo afectado
  • Dolor del músculo durante su utilización
  • Debilidad
  • Dificultad motora (pérdida parcial o total de la función del músculo afectado)
  • Depresión del músculo lesionado
  • Fiebre
     

Tratamiento

El tratamiento de las lesiones musculares no sigue un modelo único ni un protocolo concreto. El manejo varía en función del tipo de lesión, del músculo afectado, del deportista y de la actividad deportiva que se realice.

Sin embargo, es posible intentar establecer ciertos elementos o pautas comunes en función de cada una de las fases de la lesión.

Por ejemplo, en la fase aguda, el tratamiento inicial de elección en el momento de producirse la lesión sigue siendo la aplicación de reposo, hielo, compresión y elevación, conocido como RICE (del inglés, Rest, Ice, Compression, Elevation).


El objetivo principal en la fase aguda es reducir la formación del hematoma y que el edema intersticial abrevie la isquemia del tejido y se acelere de esta forma la regeneración. Se aconseja un reposo relativo de entre 1 y 3 días en función de la gravedad o localización de la lesión.


El control del dolor y la inflamación ayudan sobremanera a la evolución favorable del problema y deben ser prescritos en la fase aguda y durante la convalecencia del paciente, si ello se amerita. Ejemplos de fármacos para estas situaciones son orfenadrina y paracetamol.

Es de suma importancia acudir con un especialista para que realice la revisión oportuna y de paso a la recaudación de estudios necesarios para diagnosticar de forma correcta y pueda darle tratamiento adecuado.

Agenda una cita
volver

Dr. Pedro Pablo Navarro Ruiz

Traumatología & Ortopedia

Escpecialista en Cirugía de Columna Vertebral

Copyright © 2024 Dr. Pedro Pablo Navarro Ruiz - Todos los derechos reservados.

Este sitio web utiliza cookies

Usamos cookies para analizar el tráfico del sitio web y optimizar tu experiencia en el sitio. Al aceptar nuestro uso de cookies, tus datos se agruparán con los datos de todos los demás usuarios.

Aceptar